Como cada año, el viernes de la Octava de Pascua, celebramos el día del Voluntariado de la Obra Social. En esta edición, que es la quinta, coincide que cumplimos 30 años. Es un motivo de intensidad más, de los muchos que tenemos para nuestra reunión fraterna. Siempre recordamos en nuestra historia reciente a dos figuras, que junto a otras muchas, son ejemplares para nosotros, y como no tenemos facilidad para ponderarlas a todas, nos quedamos con los primeros que pasaron el umbral de esta vida a la eternidad. Antonio José O’Shanahan Roca y Amada Acosta Ayala, que son paradigmas de ejemplaridad en el voluntariado de esta Casa, y ellos representan al resto que ya no están entre nosotros, y nos estimulan al bien y buen hacer uso de nuestra voluntad.

Como viene siendo habitual, el acto contó con la celebración de la Eucaristía que presidió nuestro Obispo y Pastor Monseñor D. Francisco Cases Andreu, concelebrando el capellán de San Juan de Dios y de la Obra Social, Padre Vicente Polo Pardo; acompaña la celebración el Coro de la Real Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío en Las Palmas. En su homilía nuestro Obispo insistió lo que significa la celebración de las fiestas de Pascua, comentando las lecturas hace hincapié en la construcción de los primeros pasos de la comunidad cristiana, que narran los Hechos de Los Apóstoles, en sus primeros pasos con la fuerza del resucitado, la misma –insistió- que poseemos hoy y por la que surgen y se mantienen obras como estas.

Terminada la celebración Eucarística se pasó a la entrega de distinción de los Voluntarios Ejemplares 2018: Manuela Cabrera Farray, Josefa Santana Cabrera, Real Cofradía Ntro. Padre Jesús de la Salud y Ntra. Sra. Esperanza de Vegueta y Frande Pesca, S.L.

Nuestro Presidente de forma sintetizada hizo alusión a los motivos que justifican su nominación y ellos dieron las gracias, con la emoción del momento. En todo momento nos acompañaron además de una gran mayoría de los voluntarios, las autoridades civiles y militares de nuestra nación, región insular y municipal, además de vecinos y simpatizantes de nuestra causa.

Seguidamente, se nos sirvió una merienda-cena realizada en la cocina de nuestra Casa y nos atendieron en el servicio los estudiantes del curso de camareros del Centro CEMAIN. A todos, desde estas líneas, nuestro agradecimiento. El rato de confraternización fue intenso y rico en intercambio de saludos y vivencias.